Aprende a reconocer si tu miel es falsa o real. La guía completa para reconocer una buena miel.

En los envases de miel siempre dice: miel 100% pura. Pero si las cifras del ministerio de Agricultura en Colombia dicen que alrededor del 80% de la miel en el mercado es adulterada ¿Cómo reconoces si la miel que compraste es falsa o real? Aqui encontrarás la guía completa para reconocer una buena miel y tener confianza cuando la estés comprando.

Seguramente has escuchado muchas formas de saber si la miel es pura. Como si se mira el movimiento de la burbuja de aire dentro del tarro, o si cuando la pones en agua se hacen formas hexagonales por la “memoria molecular” y por último si se “azucara” o cristaliza.

En este post te invitamos a ver más allá de estas “recetas” y aprender a reconocer si la miel que has comprado es una buena miel o no. 

Una buena miel no solo sabe delicioso también ayuda a salvar el mundo. Para esto nos fijaremos en los siguientes puntos:

  • Las cualidades de la miel
  • Las formas de envasar
  • El trato que se les da a las abejas
  • La ubicación de los apiarios
  • Las acciones de los proyectos apícolas para cuidar las abejas y el medio ambiente.

Hay muchos tipos diferentes de miel y cada una tiene un sabor y textura diferentes. La miel puede ir de un color claro translucido muy líquido a un color oscuro, casi negro, de una textura muy viscosa. Ambos tipos de mieles pueden ser mieles puras, la diferencia se debe a los distintos tipos y temporadas de floración.

Para encontrar la mejor miel, es importante saber qué cualidades hacen una buena pura. Para saber si la miel es pura hay dos formas. La primera es hacer un examen físico/químico en un laboratorio certificado. La segunda es conocer a quien ha producido la miel. 

La forma más sencilla y directa de averiguar la pureza de la miel es conocer a los apicultores locales y cómo producen su miel. Los apicultores locales son importantes porque se preocupan por el bienestar de las abejas y cuidan el medio ambiente.

CALIDAD DE LA MIEL

Uno de los elementos comunes de una buena miel es que tenga su proceso natural de cristalización. Muchas personas creen que cuando la miel se cristaliza o se “azucara” es de mala calidad, nada más lejos de la realidad.

La cristalización es un proceso completamente natural de la miel, más usual en mieles que no han sido tratadas o filtradas. De hecho, un factor que puede poner en duda la calidad de la miel es que no cristalice.

La miel tiende a cristalizar por la presencia de pequeñas partículas de polen que conglomeran los cristales de la fructosa y glucosa de la miel.

El principal factor que afecta la calidad de la miel es su tratamiento en las instalaciones de envasado. Uno de los elementos que más la degrada es cuando se la somete a procesos de calentamiento y pasteurización a altas temperaturas. Muchas de las enzimas son altamente volátiles y con el aumento de la temperatura tienden a degradarse rápidamente.

Otro tratamiento que afecta la calidad de la miel es el filtrado a presión a través de cedazos muy finos. Es normal filtrar la miel para separar partículas grandes como pedazos de cera, proṕoleo o algunos elementos liberados en el proceso de extracción.

Sin embargo, el filtrado de las micropartículas separa componentes importantes de la miel como las partículas de polen que dan propiedades e identidad sensorial a la miel.

Otro proceso que degrada la miel es el mezclado de distintos lotes de miel. Esto suele hacerse en procesos industriales para conservar sabores, texturas y olores constantes. 

Pero para el consumo de miel esto desvirtúa el propósito de una miel de origen, temporada y floración particular.

Por último y muy relacionado con el proceso de mezcla están los distintos procesos de adulteración y rendido de la miel. 

El principal método de adulteración es la mezcla de mieles con lotes de mieles altamente contaminadas de medicamentos y pesticidas. Estas han sido producidas en regiones donde el uso de agroquímicos no tienen regulaciones estrictas y se dan malas prácticas de medicación de las abejas.

El otro proceso de adulteración es la mezcla con sustancias y siropes que no son miel de abejas. El uso de siropes de arroz, maíz, caña y otras materias primas se usa con cada vez más sofisticación. Esto para engañar los exámenes físico-químicos de laboratorios que dan avales de exportación e importación en los grandes mercados.

Un buen Envase

La mejor opción para encontrar una buena miel es comprobar si tiene envases reciclables y no contaminantes. El uso de materiales no contaminantes es un indicio muy claro de cuánta atención prestan los proyectos apícolas en cuidar el medio ambiente,

El uso de frascos, etiquetas y sellos de seguridad en plástico suele ser un mal indicador. Normalmente son productos de bajo costo y se suele usar en grandes cadenas de producción de miel, para abaratar los costos y aumentar los márgenes de ganancias.

Otro elemento es que estos empaques se relacionan a una producción serial de proporciones industriales y grandes lotes que usualmente pueden relacionarse con otras malas prácticas que señalaremos a continuación. 

De esto también se deriva que las mieles que usan estos tipos de empaques suelen ser grandes importadores. La importación de grandes cantidades siempre está relacionada a cadenas de envío con un alto impacto ambiental y ecológico.

Lo ideal es buscar envases de vidrio o cerámica, con etiquetas de papel o impresas directamente en los frascos. También es importante el uso de tintas sin metales pesados. Identifica Sellos de seguridad compostables, como cierres de cera de abeja u otros materiales no contaminantes.

El trato a las abejas

Cuando un apiario sobrepasa un número manejable de colmenas, el equipo de apicultores encuentra mucha dificultad para trabajar con las abejas de forma adecuada.

Aunque no se tenga mala intención, cuando los apiarios cuentan con cientos o miles de colmenas, los apicultores ya no pueden revisar con atención y calma cada una de ellas.

El trato se ve inmediatamente degradado por el afán y la necesidad de abarcar el mayor número de colmenas a la mayor velocidad posible.

En estos casos el cuidado y el lugar central del bienestar de las abejas queda de lado para atender a una operación rentable que afecta profundamente la salud de las abejas.

Una de las prácticas más complejas en cuanto al cuidado y bienestar de las abejas es la apicultura de polinización programada migrante. En esta cantidades inmensas de abejas son transportadas durante largas y extenuantes jornadas para polinizar los cultivos que están en floración.

En estas operaciones siempre se expone a las abejas a niveles de estrés muy grandes, ya que las abejas no han evolucionado para estar en nidos móviles ni cambiar abruptamente de lugar.

También quedan a merced de accidentes en el transporte, robos y abandonos. Además de las enfermedades que se esparcen al ser mezcladas y aglomeradas colmenas de lugares muy distintos. Esto sin mencionar las altas tasas de pesticidas y herbicidas que se esparcen en los monocultivos que polinizan.

Por esto es clave preferir pequeños o medianos proyectos apícolas que tengan el bienestar de las abejas y el medio ambiente como el centro de sus actividades.

La ubicación del apiario

Otro elemento importante para reconocer una miel de buena calidad es la ubicación del apiario. La miel es el resultado de una relación estrecha entre las abejas y el medio ambiente y mientras más sano sea ese ecosistema mejor será la miel.

En ocasiones puede que el apiario se encuentre cerca a ingenios azucareros, plantas de empaquetado de dulces y bebidas gaseosas o trapiches de panela. Esto no es idea pero tampoco tiene un efecto nocivo en la miel.

Por otro lado, cuando los apiarios están cercanos a zonas de agricultura y ganadería industrial con programas intensivos de fumigación, hay una gran posibilidad que las abejas estén recogiendo néctar y polen de fuentes contaminadas por agroquímicos como pesticidas o herbicidas.

Y aunque las dosis de estos contaminantes no son lo suficientemente grandes para generar afectaciones directas a la salud humana, no es ideal consumir mieles contaminadas. 

En cambio las abejas suelen sufrir de muertes en masa y en el mejor de los casos debilidad en sus sistemas inmunes y desorientación.

La ubicación en estas zonas normalmente indica el uso de las abejas para procesos  intensivos de polinización migratoria, lo que ya hemos identificado como un problema. 

Y otra consecuencia de estos ecosistemas es que a la vez que las abejas encuentran estas sustancias en las flores, cuando cae el agua y se precipitan  los agroquímicos se suelen contaminar las fuentes de agua afectando grandes áreas de hábitat de fauna y flora.

Por esto es importante preferir proyectos apícolas ubicados en zonas boscosas, reservas forestales o áreas residenciales sin grandes proyectos agrícolas.

Iniciativas de cuidado

Una de las características más importantes para identificar una buena miel, es que el proyecto apícola adelante acciones de sensibilización sobre la importancia de las abejas para los ecosistemas y de cuidado del medio ambiente.

Por un lado si se trata de un buen proyecto apícola, se suelen tomar acciones de reforestación, conservación de los ecosistemas, establecimiento de reservas forestales u oasis para polinizadores. 

Cuando los proyectos apícolas desarrollan estas acciones se puede tener la certeza que la miel que se consume no sólo es un buen producto sino que al hacerlo estás teniendo un impacto directo y positivo en el medio ambiente.

Por otro lado, los proyectos apícolas que tienen prácticas de sensibilización y educación ambiental tienen una huella profunda en las comunidades que les rodean. 

Están transformado el pensamiento y comportamiento de grupos de personas y sembrando la semilla del cuidado del medio ambiente de las futuras generaciones.

Conclusión

En conclusión esta es la guía completa para reconocer una buena miel:

  • Definir una buena miel se podría partir identificando la calidad misma de la miel: que no sea intensamente procesada, calentada o filtrada. Que no tenga sustancias contaminantes y especialmente que no sea mezclada o rendida con otras mieles o sustancias. 
  • Es clave que en los empaques se utilicen materiales como el vidrio o la cerámica, los cuales no se degradan ni contaminan la miel y no son contaminantes del medio ambiente.
  • Considerar que los procesos de revisión y extracción de la miel sean cuidadosos con el bienestar de las abejas y que no se sacrifique la salud de las abejas por rendir los beneficios económicos de los apicultores.
  • Es importante que los apiarios estén ubicados en zonas boscosas o reservas forestales y alejados de grandes proyectos de agricultura y ganadería industrial.
  •  Y por último explorar si los proyectos apícolas adelantan acciones de preservación de los ecosistemas donde sus abejas se encuentren ubicados y que tengan proceso de sensibilización con la comunidad.

En resumen compra miel de pequeños proyectos apícolas locales, que tengan el bienestar de las abejas y el medio ambiente en el centro de su labor.

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REFERENCIAS

Fructosa y miel

¿Qué es la Miel Orgánica y cómo diferenciarla?

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